Desde hace 40 años, el fotógrafo Sebastião Salgado recorre los continentes captando la transformación de la humanidad. Ha sido testigo de grandes acontecimientos que han marcado nuestra historia reciente: conflictos internacionales, hambruna y éxodos. Ahora emprende camino hacia territorios vírgenes de grandiosos paisajes en el marco de un proyecto fotográfico que se construye como un tributo a la belleza del planeta.
“Wim Wenders confirma su dominio de la forma documental con esta impresionante oda a Sebastiao Salgado.”
“Fabuloso relato artístico, social, antropológico y etnográfico (...) Como suele ocurrir con los documentales de Wenders, sus piezas son un prodigio de manejo del tiempo secuencial y del plano”
“No se trata de una colección de fascinantes imágenes (...) Es una reflexión de las desigualdades y los interrogantes que se plantea este retratista de la realidad. (...) Puntuación: ***** (sobre 5)”
“Wenders no explora a un individuo en su documental, sino a un artista cuya honestidad se sobrepone a los mandatos del compromiso social y cuya humanidad lo obliga a aceptarse a sí mismo.”
Premios y Festivales / 2014
Premios Oscar: Nominado a Mejor largometraje documental
Premios César: Mejor documental
Festival de Cannes: Premio Especial del Jurado ("Un Certain Regard")
Premios Goya: Nominada a Mejor película europea
Festival de San Sebastián: Premio del Público
Independent Spirit Awards: Nominada a Mejor largometraje documental
juliano ribeiro salgado / wim wenders
Directores
Luego del éxito obtenido con Pina, Wim Wenders regresa al documental con La sal de la tierra, esbozando la fascinante vida y obra del fotógrafo brasileño Sebastião Salgado. En codirección con el hijo de Salgado, Juliano Ribeiro, Wenders retoma las fotografías de Salgado y —literalmente— las fusiona con reflexiones del fotógrafo sobre la condición humana.
Salgado abandonó una cómoda carrera como economista para incursionar en la fotografía y en cuatro décadas se consolidó como fotógrafo social y un perseverante cronista de la historia reciente. En palabras de Wenders, la obra de Salgado explora “la debilidad de la condición humana”. Salgado revela observaciones agudas sobre el comportamiento humano, abarcando la hambruna que azotó El Sáhel en África en la década de 1980, las consecuencias del genocidio en Ruanda, y los territorios afligidos por las guerras en Bosnia y Kuwait. Sin embargo, no es inmune a los efectos desmoralizadores de la disparidad socioeconómica en el mundo y las atrocidades cometidas por el género humano.
El miedo a perder la fe en la humanidad incitó a Salgado a explorar un nuevo tema: la grandeza de la naturaleza. Explorador incansable, viajó a rincones remotos del planeta y sitios que han permanecido prácticamente intactos. Las fotografías que tomó durante sus viajes alcanzaron una perfección estética y técnica que llevó su arte a otro nivel. A su vez, se volvió activista ambiental: revitalizó la granja de su familia para transformarla en el Instituto Terra. Al final, el temple de la naturaleza parecía compensar la muerte y destrucción ocasionadas por los humanos, devolviéndole a Salgado la fe en la humanidad. Además de retomar la fotografía espectacular de Salgado, el documental ahonda en aspectos menos conocidos de la vida del fotógrafo y el desarrollo de su visión artística. Nos permite entender su vida familiar, de la cual se ha mantenido alejado, aunque ha ejercido una gran influencia en su carrera. La sal de la tierra es un testimonio visual de la humanidad —de sus triunfos y fracasos— dirigido y confeccionado por dos maestros de la luz y la sombra.
— ELENA FORTES